Quien baila último baila mejor
La ‘Canarinha’ cae ante el conjunto de Luka Modrić en penaltis. Un gato aparece en la rueda de prensa de Vinicius y crea una gran polémica. Los croatas pasan a semifinales tras ganar a la selección favorita para llevarse el torneo.
Soy de esos que veía campeón al conjunto brasileño, es más, tenía ya el título de este artículo: ‘Samba do Brasil’. Baile hubo, ya que el conjunto de Tite se puso 1-0 en el minuto 105 de la prórroga con un golazo de Neymar. Lo que no sabían es que Croacia es ‘Mr. prórrogas’, lleva ocho consecutivas entre Eurocopas y Mundiales, cayendo tan solo en tres de ellas, una contra España en el 2020, tenía que decirlo. Este tiempo añadido no iba a ser menos, el conjunto de los Balcanes marcó en el 117′, gol obra de Petrović (1-1).
Antes de hablar de lo que pasó en penaltis contaré lo ocurrido en la rueda de prensa de Vinicius. Estaba respondiendo a las preguntas de los periodistas tranquilamente hasta que de repente encima de la mesa apareció un gato, sí, un gato, no me preguntéis que hacía ahí. Aquí viene el ‘salseo’, lo que mantiene viva la relación con tu mejor amiga, lo que cuentas en el pre antes de salir con tus amigos. El responsable de comunicación de la ‘Canarinha’ cogió al gato del pescuezo y lo tiró de manera despectiva al suelo. Seguramente lo hizo sin mala intención, pero la polémica viene en que el gato es un animal sagrado para la religión Islámica. Yo soy «bobo», como dice Messi, y soy bastante supersticioso, así que para mí, Brasil cayó por la ‘maldición del gato’.
Seguimos. En la tanda de penaltis, como ya hiciera contra Japón, Livaković se hizo grande para parar el primer penalti de Rodrygo Goes. Esto dejó la alfombra roja para los croatas que metieron los cuatro que tiraron, entre ellos el de Luka Modrić, que no se cansa de derrochar elegancia. Marquinhos fue el encargado del último penalti de Brasil estrellándolo en el palo derecho del arco (4-2).
Croacia a semifinales, tal vez gracias a las diez atajadas de Livaković , tal vez a la clase de Modrić, tal vez gracias al gato…
